Sima de Las Grobias


Manoli Rodríguez

Para algunos de nosotros, el verano supone un paréntesis para “esto de la espéleo” y además, por distintas circunstancias no podemos disfrutar de los grandes planes del grupo, por ello, para rebajar un poco el mono cuevero, propusimos acercarnos a las Grobias, ya que Álvaro y yo (Manoli) aún no la conocíamos.
Al final se animó también Noelia, así es que, nos fuimos los tres.
La boca de la sima no da la sensación de la magnitud que esconde. Hasta que no te enganchas a la cabecera no ves esa impresionante amplitud.

Empezó instalando Álvaro y luego bajamos nosotras, Noelia fue la última en bajar.

Se disfruta mucho la bajada, ya que mientras te deslizas por la cuerda, puedes ir contemplando cada detalle de la sima. Lo que más nos llamó la atención, aparte del estupendo volado, fue la sensación de ver perfectamente el interior de la sima sin necesidad de encender la luz de nuestros cascos.

El orden de subida fue el mismo que el de bajada. En un pis pas estábamos los tres fuera.

Y….lo mejor de todo es que nos fuimos impolutos a casa, con los monos, la saca, la cuerda…todo limpito.

La verdad es que la podíamos haber hecho con bermudas y con chancletas, je je je.
Como acabamos a muy buena hora, terminamos comiendo un estupendo magro con patatas en el chiringuito de mi pueblo (Anguita), al lado del río. Y como Noelia dijo: “¡Qué suerte tenéis! Esto es un lujo…¡un chiringuito en medio de la montaña!» … FIN

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