Sima del Bochorno


Manoli Rodríguez

Según el “calendario Viana”, el sábado 17 de mayo estaba previsto que los expertos en estas lides, fueran a reequipar la sima del Bochorno. Sin embargo, como ya os han contando en otros reportajes Miguel y Guille, los planes fueron cambiando por circunstancias ajenas a nuestra voluntad.
Ya sabemos a través del reportaje de Guille, que en un arrebato de locura, Fernando y él, se fueron a reequiparla  el jueves 15 de mayo y se pegaron la gran paliza, cosa que quedará en los anales del club…
Rápidamente se montó otro plan y propusieron que quién pudiera, fuese a estrenar la nueva equipación el sábado 17, ya que decidieron dejar las cuerdas puestas para uso y disfrute de los que nos animáramos a ir.
Al final nos apuntamos ocho al plan: Pepe, Guille, Ángel, Pedro, Diego, Noelia, Álvaro y yo (Manoli). ¡Menudo despliegue!

A las 11h ya estábamos preparados para el descenso. Pepe quería supervisar al detalle la nueva reequipación (no le dejamos que se bajase la lupa, je, je ) y se armó de boli y papel para apuntar los datos necesarios y poder hacer la nueva descripción.

Decidimos el orden de bajada: primero bajó Ángel, que se encargó de instalar la cabecera  y el primer pozo, que era lo único que no se dejó instalado, seguido de Pepe y de Álvaro, luego yo y después Diego, Noelia, Guille y por último Pedro.
La bajada se hizo sin problemas, únicamente había que tener cuidado al deslizarse dentro de la gatera, para no arrastrar piedras que “atacasen” a los de abajo.
Diego iba detrás de mí y las indicaciones fueron:
– Diegooo, ¡ya sabes!… en la gatera, boca arriba y con los pies por delante… ¡como en un ataúd!
Al verse en esa posición, me contesta:
–  ¡Hombre Manoli! ¿no podías haber buscado otra comparación?
Por supuesto, los comentarios y risas posteriores no se hicieron esperar.
Como la sima ya estaba equipada, no tardamos mucho en encontrarnos todos en la base del primer P15 . Ahí se hizo la primera y única reunión. Tocaba reponer fuerzas, comentarios varios…. y mientras tanto, los que quisimos, bajamos de dos en dos el último P15, el más bonito de la sima. Ángel nos dijo que no merecía la pena bajar el último pozo (P5) porque la base estaba inundada y no podíamos “aterrizar”. Aún así, Pepe y Álvaro también bajaron hasta la cabecera para tomar notas.

Ahora tocaba subir….. El primero en subir fue Ángel, luego Álvaro, Pepe, Noelia, yo y Guille. Los últimos en subir fueron Pedro y Diego. Pedro desinstaló todo excepto el P70, que le tocó a Diego. ¡Vaya paliza que se pegaron!

La subida fue divertida, ya que cómo éramos tantos, se oían diferentes conversaciones por abajo, por arriba…. y en ese instante hubo un momento mágico, la sima se quedó de repente muda, en silencio…. el espectáculo era maravilloso, estábamos todos colgados y subiendo a la vez. El P70 está tan fraccionado, que podía ver ascender poco a poco por la cuerda a casi todos mis compañeros.

Cuando llegas a la base del primer pozo (P35), entra bastante luz. Puedes recorrerlo y ver las coladas que decoran sus paredes.

Ya sólo queda subirlo y “disfrutar la salida”, tal como nos comentó Pepe con ironía. La cabecera es volada y la comba del fraccionamiento se quedó algo corta, por lo que tuvimos que hacer un poco “el tarzán” para salir.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *