Sima Alfa I


Manoli Rodríguez

¡Comenzamos la temporada de otoño! y después de los ajetreos, idas y venidas de tantos encuentros, apetecía ya hacer una sima perdidos en la tranquilidad de esos días otoñales en los que no se ve un alma en los alrededores de Valsalobre.

Álvaro y yo llegamos al refugio de la torreta y pasado un ratillo llegaron Pepe, Ali y su hija Sonia. Enseguida nos dirigimos hacia la boca de la Alfa y después de saborear unas deliciosas harinosas de chocolate, cortesía de Pepe, nos disfrazamos de espeleólogos. Ali, Sonia y yo, no conocíamos la sima y teníamos muchas ganas de hacerla, ya que nos habían hablado de ella y de lo divertida que era…

Ali decidió bajar la primera y como dice el dicho popular: “Si tu amigo se tira a un pozo…” pues eso, que nos tiramos todos detrás.

El momento “pasamanos Diego” fue muy divertido. Para los que no conozcáis la sima, el pasamanos Diego, cuyo nombre hace honor al que se lo curró en su instalación, tiene nueve tramos y en todo momento vas con los pies apoyados en una repisa. Además hay dos opciones para elegir: repisa de arriba o repisa de abajo, dos cómodas variedades a gusto del sufrido espeleólogo. Así es que os podéis imaginar la escena… Los cinco “colgados” cada uno en un tramo y riéndonos de las tonterías que se nos ocurrían. Además a Sonia se le ocurrió hacer una pequeña “estatua” en honor a Diego, pero como fue algo improvisado y no llevábamos los materiales decorativos oportunos, no le pudimos poner su casco…habrá que volver a terminarla, jjj. Eso sí, materia prima había como para hacer la escultura como la de la estatua de La Libertad en versión barro.

Seguimos bajando el último pozo, que es bastante bonito, con las botas tan sucias de barro que parecíamos unas “drag queen”.

Una vez abajo todos, empezamos con la actividad inversa, subir. Sonia se quedó la última y se estrenó en eso de desinstalar. Mientras esperábamos a Pepe y a Sonia en el famoso pasamanos, a Álvaro y a Ali se les ocurrió empezar a hacer el murciélago en todas sus variantes, la de alcayata, la de hibernación… ¡vamos, unos colgados con torta de más de 50m! Adjunto fotos demostrativas del momento. Eso sí, nos reímos un buen rato.

 

Continuamos subiendo hasta el siguiente pasamanos y como la salida es algo técnica y deportiva nos tocó hacer un poco el mono.

Una vez fuera, nos fuimos a comer al refugio de la Torreta y nos dedicamos a hacer lo que más nos gusta, comentar una y otra vez las anécdotas de la actividad, acompañadas de risas y de bromas. La verdad es que es una sima muy entretenida en la que te encuentras un poco de todo y puedes poner en práctica las diferentes técnicas (pasamanos volados y sin “volar”, péndulos, desviadores…).

Terminamos la jornada en el bar de Villanueva disfrutando de nuevo de la compañía de los amigos y de  las ocurrencias y de los comentarios divertidos que surgían.

Emprendimos el regreso a casa con la certeza de que una vez que te pica el bicho de la espéleo no hay antídoto conocido, y sabemos que estaríamos felizmente infectados hasta que el cuerpo aguante…

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