Mata Asnos, mantenimiento (10-09-2016)


Todos los años nos pasamos por el bonito sumidero de Mata Asnos para sustituir alguna cuerda fija en mal estado o similares. Esta vez íbamos a rehacer la cabecera del P3 que está entre el primer y segundo pasamanos, sabíamos que tenía un roce y estábamos ya cansados de reemplazar la cuerda.

De camino al sumidero, el único hecho remarcable es que por fin han asfaltado la pista que une El Pozuelo con Carrascosa, 11 km pero por fin asfaltados.
El equipillo de «mantenimiento de cavidades» lo formamos Julian y yo. Dos personas solas en una cavidad va en contra de todo lo enseñado desde siempre en Viana, pero la vida es la vida y ya sabéis que hay que hacer lo que decimos y no lo que hacemos.
Se encargó Julian de la instalación y desinstalación de toda la cueva, está como un toro. Yo le seguía con una bolsa del Mercadona colgando de un mosquetón con dos litronas Mahou para dejarlas en la base del pozo de entrada y encontrárnoslas fresquitas a la salida. Segundo incumplimiento de nuestro decálogo: alcohol y cuerdas, incompatible. «Haz lo que digo y no lo que hago», jeje.

Julián montando el pasamanos de entrada

Desde la base salimos hacia el paso de Los Troncos, y a partir de allí comenzaron las oposiciones. ¡Horror! había desaparecido el tronco de la famosa «pasarela». El agua se lo había llevado y tras hacernos con el paso sin mojarnos a base de oposiciones extremas vemos unas marmitas más adelante que allí estaba nuestra «pasarela» atravesada. Pues bien, como íbamos a hacer el mantenimiento de Mata Asnos 2016, decidimos llevar el tronco a su sitio. Imaginar a dos colegas haciendo oposiciones con un tarugo de 4 metros y 40 kg, increíble el no haber ido los dos a la marmita.
Inmediatamente después nos encontramos una zona de paso habitual obstruida por troncos. Pasé por abajo con gran riesgo de ir a la marmita y desde el otro lado le dije a Julián que debíamos desobstruir eso, pues bien, otra vez a mover grandes troncos haciendo oposición. En unos minutos teníamos el paso como siempre lo había estado, libre y amable al espeleólogo.

Una vez llegados al punto en el que hay que subir a la parte alta del meandro decidimos balizar el paso a la vuelta de alguna manera. Subimos y de inmediato nos plantamos en «el paso de la Colada». Siempre había querido colocar un «quita miedos», y al vernos con material de instalación y cuerdas para abandonar decidimos ponernos a ello.

Poniendo un spit en la zona de «la Colada»

El pasamanos quedó estupendo y desde allí salimos directos al comienzo de los pasamanos, donde vimos una cuerda deteriorada, que también cambiamos. Por fin llegamos al P3 y efectivamente la cuerda tiene un potente roce. Valoramos todas las posibilidades y finalmente decidimos fraccionar el pozo. Esta vez espitaría yo.

Probando la nueva instalación

Desde allí media vuelta y en un plis-plás en la base del pozo de entrada, donde negociamos la primera litrona, que estaba fresquita y buena. A la calle y todos a casa. Una mañana de sábado fantástica.

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