Reequipación de la travesía Coterón – Reñada para doble cuerda con tensores químicos


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Miriam Rey

 

Ya en septiembre sabíamos que se iban a realizar trabajos de reequipación en la zona de Cantabria. Para mediados de octubre habíamos formado un grupo de trabajo de 6 personas, con el propósito de realizar la instalación en doble de Coterón-Reñada, situado en el Valle de Matienzo y perteneciente al sistema de la Vega.
El viernes 21 nos juntamos, Fernando y Dani del Viana, José del GEL, Txandi del Cota Mínima y Héctor y yo (Miriam) del GEMA, en la Casa del Espeleólogo (en Arredondo), donde Iván, Cristina y Paqui nos acogen encantados como acostumbran en todas nuestras incursiones a Cantabria. Tras aliviar nuestros estómagos comenzamos a hablar del trabajo que nos esperaba al día siguiente, el plan era realizar la instalación en doble del P52, P13 y P69 y colocar en fijo los oportunos pasamanos.
Para las 8.00 de la mañana siguiente estábamos todos despiertos para comenzar el día. Una vez de repartir pesos y pertrecharnos para la ocasión, nos dirigimos al lugar de aparcamiento de Coterón, que se trata de una pista con algún ensanchamiento de la calzada, en donde no se  molesta a los dueños de las fincas.


Bonito paseo antes de hacer el fuerte ascenso


El equipo de trabajo en la boca de Torca del Coterón

Tras una subida de 25 minutos ya estábamos en la boca de entrada. Dani comenzó a instalar el pasamanos y el P52 en fijo, mientras que los demás valoramos que la mejor opción para la instalación en doble era desde la parte superior del  pozo. 7 metros más arriba y a la izquierda de la boca de entrada, buscamos unos puentes roca que nos servirían para anclarnos mientras hacíamos dos agujeros y metíamos los químicos en ese mismo lugar, que servirían de cabecera de pasamanos para posteriormente bajar hasta donde se instalaría la primera reunión. Aun anclados en los naturales, descendimos un par de metros hasta la vertical del pozo, donde se instaló la cabecera.  Fernando aprovechó la ocasión para darnos una clase magistral de cómo “nacen los químicos de la roca”, personalmente tengo mucho que agradecerle.
Ya en la base del P52 vimos una gran puerta en forma de «T», formada por dos marcos de roca imponentes, tras atravesarla progresamos andando por terreno resbaladizo hasta llegar a una cuesta descendente y al P13, que estaba instalado en fijo a nuestra izquierda. Txandi comenzó a bajar para valorar tanto la roca como los posibles roces que podría haber, se plantearon muchas opciones pero finalmente consensuamos hacer la instalación a la derecha ¡era la mejor opción! Lo primero fue buscar el anclaje del que se colgaría Fernando, y todo sea por ahorrarnos hacer un agujero, que encontramos el único puente roca decente del lugar. Una vez colgado hizo el primer agujero, seguía avanzando hacia la derecha del pozo para hacer los agujeros de la cabecera cuando Dani le dijo “estas sujeto únicamente de un p… puente-roca, por qué no metes un monti…” (para algunos montipaiton, para otros full monty, ¡cada uno lo llama como quiere!). Tras meter los dos químicos del pasamanos y la cabecera, aún quedaba trabajo, había que tirar una roca que se movía bajo nuestros pies, fue curioso que Dani, que menciono lo de poner un monti… (todo sea por seguridad), empezó a dar patadas a la roca sin anclarse a nada junto a Fernando. Qué motivación, yo veía la roca, a ellos y la caída que tenían “¡por Dios, anclaros a la cuerda del puente roca aunque sea con un ballestrinque!”.

 

Héctor limpiando la instalación antigua

Al bajar a la base del P13 José nos preparó un chocolate caliente, tras la parada y unas cuantas bromas a cuenta de mi destreza limpiando los agujeros, reanudamos la marcha. Nos topamos con un pequeño destrepe que cuenta con una cuerda de apoyo, continuamos hasta el pasamanos del P69. Dani y Txandi bajaron, el pozo estaba instalado con dos cuerdas y la instalación que había era un poco precaria. Los demás hicimos los agujeros del pasamanos y metimos los químicos. Fernando continúo para terminar la instalación del pozo, tres metros bajo el pasamanos puso una reunión…

Pasamanos de aproximación a la cabecera del P69

 

Una vez secos los químicos, cosimos la cuerda del pasamanos, José nos deleitó con un ocho doble oreja por chicote, ¡muy bien peinado! (que quede claro), que unía los dos últimos químicos del pasamanos con la cabecera de la reunión del P69. Posteriormente, José y yo, retornamos para dejar el pasamanos del P13 (ahora P18) en fijo y esperamos el regreso de los demás.

 

Mientras tanto, Txandi y Dani se encontraban en la base del P69, Fernando pasando miedo suspendido de una cuerda roñosa metiendo químicos y Héctor suspendido en otra cuerda, esperando poder sacar chispas a la radial… Ese mismo día se probó la instalación y concluimos que está a prueba de bombas.
Una vez que José y yo vimos a Fernando y a Dani retomamos la marcha hacia la salida, había que remontar el P52 y no era plan dedicar más tiempo del debido a esperas. Subimos a la entrada, José desinstaló el pasamanos y montamos la nueva instalación para ver como quedaba, había que subsanar un roce y teníamos una reunión reservada para que Fernando la colocara al subir. Ya estábamos todos fuera menos Héctor que iba con la radial… a la altura del pasamanos viejo decidió que no quería subir hasta la nueva cabecera con toda la morralla que había quitado, y se hizo un péndulo medio trepada para salirse antes, ya nos parecía que no podía terminar la cueva sin hacer una de las suyas.
Choques de manos y felicitaciones, trabajo realizado y probado, solo faltaba una cosa ¡la cerveza! Y la sorpresa fue que al llegar a la Casa del Espeleólogo, Iván nos tenía reservado un platazo de macarrones y percebes. ¡Cojonudo!

 

 

Miriam Rey


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